La gestación en las perras. La última fase y el parto.

Tula

 

Para empezar habría que preguntarse ¿Cuánto dura la gestación en una perra?

Si buscas esta información en internet o le preguntas a tu veterinario probablemente te dirá que lo normal es entre 58 y 63 días, haciendo una media desde el primer hasta el último día de la monta. Pero las cosas no siempre son normales y también habrá quien te diga que hasta el día 68 hay margen, o incluso el día 70, 72 o 74 y es que, hay algunas variables en juego que inciden de manera decisiva en ese cálculo de días.

Una manera de obtener información que puede ser útil en gestaciones, sobre todo las que luego no son normales, es hacer una ecografía en la sexta semana (para comprobar que los fetos estén vivos y sin problemas aparentes) y una radiografía en la séptima (para contar el número de esqueletos y saber cuántos cachorros debemos esperar una vez empiece el parto).

Pero volviendo a las variables, la raza o tamaño de la perra, el medio en el que vive y se desarrolla la gestación, su alimentación y cuidados o el número de cachorros que ha engendrado son algunos de los aspectos influyentes.

Si la perra es de gran tamaño el tiempo normalmente se alarga y si lleva pocos cachorros, se alarga más todavía, pues no existe la “presión” que sería habitual en el cuello del útero, que incite a la hembra a iniciar las contracciones.

Llegado este caso, con más de 68 días de gestación, se empiezan a sembrar dudas y preguntas, a plantear alternativas y posibles soluciones, pero la mejor solución, es observar a la perra y en función de lo que veamos, esperar o tomar alguna acción que nos saque de dudas y sea poco agresiva, como por ejemplo, hacer una ecocardiografía para saber el estado de los fetos. Si la perra está bien, no muestra síntomas de enfermedad o debilidad y la eco confirma que los futuros cachorros están vivos, lo mejor es dar dos o tres días más de margen, siempre que no veamos un decaimiento en el estado de la hembra, en cuyo caso deberíamos actuar y plantearnos el hacer una cesárea.

Hay algunos criadores que en estas circunstancias, cuando el periodo de gestación se sale de lo considerado normal y no se ha producido el parto, se plantean el uso de la oxitocina, mediante un pinchazo intramuscular o subcutáneo. Esta opinión choca de manera frontal con el parecer de los veterinarios, que no son partidarios de suministrarla para iniciar las contracciones de una hembra que se retrasa, si no que la usan una vez el parto ha empezado y pasan varias horas sin que sigan “saliendo” cachorros. La explicación es muy fácil, si se provocan contracciones y el cuello del útero no está suficientemente dilatado, porque a pesar de las cuentas a la perra le faltan 2 o 3 días para parir, podemos provocar un grave problema en la hembra, poniendo en grave riesgo su vida y la de los fetos, de manera que, “cuidado”. Aunque se dice que la experiencia es un grado (“yo llevo 200 camadas y no he tenido problemas”), a veces debemos pararnos y replantearnos las cosas dos veces, consultando con más personas.

Otra cosa a tener en cuenta es que la administración de la oxitocina exige un protocolo de actuación meticuloso, tanto si he hace de manera intravenosa (con una sonda) o intramuscular, hay que ir midiendo y aumentando la cantidad de manera periódica durante un espacio de aproximadamente 30 horas y además hay que suministrar, entre otras cosas, dosis medidas de calcio. Es por tanto una opción que debería usarse como último recurso y con el apoyo de un veterinario.

Volvamos pues, a la observación de la perra para valorar su comportamiento y estimar de la mejor manera posible, cuando se va a producir el nacimiento.

Lo primero que se suele ver cuando la fecha se acerca, es que la perra empieza a preparar el nido, es un primer indicador, pero no es el más fiable.

Mientras la perra coma de manera normal, puedes tener la tranquilidad de que en las próximas 24 horas no hay probabilidad de parto a la vista. Si además se trata de una hembra “tragona”, que come con ganas, el indicador es más preciso, de manera que en el momento en que la perra deja de comer o no se come la dosis normal, “alerta”, el momento se acerca y puedes empezar a acotar ese tiempo de manera efectiva entre 12 y 36 horas, máximo 48.

Si además, en las horas siguientes a que disminuye el apetito observas que la perra se vuelve más activa en la preparación del nido, pasa cada vez más tiempo recostada en él, se levanta y da vueltas volviéndose a acostar y empieza a lamerse de manera pausada pero continua sus genitales, estate preparado, porque ha comenzado el proceso y es muy probable que en las próximas horas, se produzca el parto.

Llegados a ese momento y si te atreves, puedes ponerte unos guantes de latex e introducir los dedos por la vagina de la perra, de esta manera mides la dilatación del útero para calcular mejor ese tiempo de espera y en algunos casos, ese mismo hecho actúa como inductor, adelantando el proceso.

¿Y qué hacemos cuando empieza el parto?

Pues si la hembra es primeriza observarla, pero procurando no intervenir si no es necesario. Si hemos hecho una ecografía o radiografía previa, sabremos el número de cachorros que deben nacer y teniendo en cuenta que lo normal es entre 30 y 45 minutos de nacimiento a nacimiento, calcularemos para saber que todo marcha correctamente.

Un cachorro puede empezar a amamantarse desde la primera hora de vida, aunque a veces hay hembras que hasta que no terminan el parto, no se lo ponen fácil, por eso es una ayuda saber cuántos perros esperamos. Las 24 primeras horas son importantes, de manera que si una vez terminado el parto y estando los cachorros secos y calientes no empiezan a mamar, podemos inducirlos, presionando las mamas para que salga un poco de ese calostro tan importante y acercarlo al paladar de los cachorros. Tampoco viene mal, “ordeñar” un poco a la perra y verter ese calostro en una probeta o tubo para luego dárselo a probar a los cachorros (por ejemplo con una pequeña jeringuilla) hasta que ellos empiezan a mamar por su cuenta. Ese primer contacto de los cachorros con su fuente de alimentación es importante, por eso debemos asegurarnos que todos maman correctamente, sobre todo las primeras 24 horas, para que en caso necesario podamos ayudarlos, tal como he comentado.

A partir de ahí, si la perra es una buena madre, todo se desarrollará sin problemas, aunque siempre es recomendable estar atento, observar y evaluar lo que vemos, para poder actuar con celeridad y criterio, en caso necesario.

En resumen, tener paciencia, dar tiempo al tiempo y observar y analizar el comportamiento de la perra, de la que se supone, debemos conocer mejor que todas aquellas personas que con su buena fe o criterio profesional nos aconseja.